No hay duda. Marie Kondo ha revolucionado la forma en que las personas ordenan y organizan sus espacios. Con libros que son best-sellers –más de 10 millones de copias vendidas, traducidos en 40 idiomas-, una serie en Netflix (¡A ordenar con Marie Kondo!), la devoción de la prensa global y fans alrededor del mundo, me adentré en la propuesta.
Fue tanto lo que se hablado de esta japonesa en los últimos meses y tantos los conocidos que cayeron rendidos ante el método Konmari, que tuve que dedicarme a leer más. Busqué en Internet, empecé a ver la serie (no fui capaz de ver más de dos capítulos, ¡es muy aburrida!) y hablé con amigas que practicaron el método. Tiene varios aspectos positivos, por ejemplo, resulta particularmente interesante involucrar las emociones con las cosas que tenemos.
Marie Kondo recomienda tomar cada objeto o prenda con las manos y preguntarte si te hace feliz. Si es así lo conservas, de lo contrario, lo desechas. ¿Acaso cómo vestimos y decoramos nuestros espacios no es más que un reflejo de nosotros mismos? De ahí que es vital que nuestras posesiones reflejen nuestro estado interior, y no es tan loco considerar que, si algo no te hace feliz, es mejor ‘dejar ir’ (aplicable en todo orden de cosas, ¿no?)
¿Debes agradecer a cada prenda y objeto que vas a regalar o tirar a la basura? Entiendo que puede ser cultural, pero de verdad considerar literalmente ‘cada objeto’ es demasiado. Sí creo en hacer del proceso de organización y limpieza una tarea consciente y de aprendizaje. ¿Cuánto compré este año? ¿Cuánto usé? ¿Estoy aprovechando mis recursos y mi espacio? Vivimos en un momento en que comprar con inteligencia es fundamental, los recursos del planeta están en juego y no por despejar un lugar vamos a llenar de basura otro. El reciclaje no es tan importante como disminuir los desechos y aumentar la reutilización de las cosas.
Por más que mi roommate me liste los beneficios de doblar la ropa de forma vertical (ver foto más abajo), me parece demoroso armar un tetris cada vez que toca lavar y guardar ropa, es poco práctico si tienes armarios con repisas en vez de cajoneras y además, la ropa se arruga más. Eso sí, reconozco que resulta práctico para ser más eficiente con el espacio a la hora de armar maletas.
Mantener un máximo de 30 libros en una casa es quizás la más polémica de sus recomendaciones. No se trata de ser un acumulador extremo, pero los libros se pueden releer, revisar, estudiar y no se pueden calificar en base a la premisa de causar felicidad o no. Un libro no solo es entretenimiento, es conocimiento, cuestionamiento y forman parte de nuestra historia.
Eso sí, la gurú japonesa tiene un buen punto para ordenar el komono (artículos de todo tipo, herramientas, fotos; en definitiva, los ‘cachureos’). Propone usar cajas transparentes para ver lo que hay en cada caja, y a su vez, incorporar organizadores pequeños dentro para ordenar cables y objetos pequeños.
Para mí el método de Marie Kondo es impersonal. Me encanta el orden y los espacios limpios visualmente, creo que en cierta medida es un aporte para muchos que no saben qué hacer, pero cada uno sabrá cómo ordenar mejor y hacer del proceso algo propio, sin caer en una compulsión por el orden. Más que deshacernos de todo, o poner todo en cajitas varias, ¿no es más importante preguntarse cómo llegamos a acumular tanto y por qué tenemos lo que tenemos?